Nadie vive de hacer cómics en Colombia

Nadie vive de hacer cómics en Colombia ¡No! Se muere en el intento, o lo matan en el intento, o se mata uno mismo intentándolo. Este oficio, aunque usted no lo crea es como cualquier otro: ¡Un trabajo! En un país tercermundista como éste, con altos índices de analfabetismo y que ostenta casi orgullosamente el título del «tercer país más ignorante del mundo», un trabajo como este se hace un oficio casi imposible de ejercer.

Ahora imaginen (solo imaginen) que este artista de cómic tiene una postura política que coquetea con el anarquismo, la libertad de expresión; es defensor de la libertad, la educación, la naturaleza y los derechos humanos. Y se declara abiertamente enemigo de la cultura colonialista atornillada a golpes por siglos de los siglos en la cabeza del pueblo latinoamericano.

Desde el preciso momento en que Cristóbal Colon puso un pie en esta tierra ancestral, el pueblo latinoamericano no ha visto un solo día en paz. Nos vestíamos en oro, conocíamos el curso de las estrellas, y ahora nos ahogamos en la infelicidad del “progreso” mientras los colonizadores continúan depredado estas tierras aún después de 500 largos años y a cambio nos enseñaron a bajar la cabeza, a guardar silencio. 

Hoy, la historia del orgulloso pueblo «Del Dorado» no es más que una sombra en la memoria de este pueblo mestizo. Si bien no podemos cambiar el pasado, aún permanecemos en pie todos aquellos que creemos que podemos cambiar el rumbo de nuestro futuro.

Eso nos lleva a Saic el Esclavo de las Sombras (el trabajo de historieta al que dedico largas horas de mi vida). Saic que en su propia historia significa «el que camina entre las sombras», no es más que la representación de esos hombres y mujeres que como yo, entienden que algo está completamente mal, que no podemos sencillamente ignorar la realidad y seguir viviendo como autómatas en ese estado perpetuo de esclavitud moderna; que no podemos seguir buscando en un libro judío alguien que baje del cielo y nos saque de este infierno. La realidad es aquí y ahora.

Pero la cruenta realidad es que: Nos están matando. Colombia se resume en un mar de sangre bañado por años interminables de lucha de diferencias: Diferencias de clases, diferencias de pensamiento, diferencias de color «La horrible noche nunca ha cesado». Sí, se tratara de una guerra, una bastante injusta por cierto, ya que no poseemos más armas que nuestra convicción. Es una guerra que estamos perdiendo antes de dar batalla porque nos están masacrando a balazos, nos están callando con amenazas, con censura, nos están excluyendo. Encontraron la fórmula perfecta para satanizar a los mártires y santificar a los violentos, haciendo creer a este pueblo oprimido que sus propios opresores son sus salvadores, y volcando a esta turba furibunda en contra de cualquiera que los quiera hacer entrar en razón.   

Esta es la realidad del absurdo, la que supera a la ficción, la ironía que alimenta las historias que narra este artista. Yo solo soy un instrumento, un  escriba de la realidad con apenas una pizca de fantasía en los trazos, tal vez, para así esconder el verdadero horror. Sumergirse en las historias de Saic, un ser espectral en un mundo material, habitante de los recovecos de la fría y despiadada ciudad de Bogotá, es sumergirse de lleno en la realidad de este platanal. 

Termino concluyendo que hacer cómics en un país como Colombia es un acto de fe ciega y desmedida. Pero, ¿Qué es la fe si no el más ferviente acto de credulidad en un absurdo?

J. García.

Artista de Cómic

Bogotá-Colombia.